En el acto de respirar, el secreto de la vida

La vida "ordinaria" tiene sus reglas. Defino la vida "ordinaria" como la “manifestada" y caracterizada por la presencia de una expresión físico-material "no sintiente” (prakṛti), una expresión no física-material "sintiente" (puruṣa) y una fuerza que mantiene unidas a los dos que yo llamo "ahaṃkāra".
Cuando un ser vivo, de hecho, deja este tipo de existencia (honestamente, no puedo excluir que existan otros tipos) la prueba de lo declarado se revela con evidente claridad. Cada vez que he sido testigo de una muerte, me ha parecido demasiado claro que la salida de la parte "sintiente" puede ser la causa de la desactivación del componente físico-material, pero, en esa circunstancia, (cómo estudioso, soy siempre e inmediatamente inducido a preguntarme) ¿cuál es la causa posible del cese de la cooperación entre las dos partes "sintientes" y "no sintientes"? ¿Y por qué, en este caso, se separan las dos partes? Esta última pregunta siempre ha representado, para mí, la admisión implícita de la existencia de la tercera fuerza que he llamado "ahaṃkāra", fuerza universal presente en todo el universo manifiesto.
Esta, en el plano físico-material, por ejemplo en nuestro planeta, responde al nombre de fuerza de gravedad mientras que, en el nivel no material, origina el ego.
No quiero prolongarme en exceso sobre estas apasionantes y antiguas intuiciones de los Maestros hindús, también porque, el principal objetivo de mi escritura, es lo de dedicarse a las específicas fuerzas activas en el cuerpo humano, de las cuales el acto respiratorio es una clara manifestación.
Estas reflexiones han servido principalmente para aclarar a qué me refiero cuando hablo de "vida ordinaria". En cuanto a respirar, en cambio, se manifiesta, como todos saben, en sus tres formas: inhalación, abstención de la respiración y exhalación.
Cuando naces, o mejor dicho, cuando empiezas a gestionar tu propia existencia, después de cortar el cordón umbilical, la primera de estas tres funciones que se manifiesta es la inhalación. Por supuesto que no por casualidad, siempre he sido instintivamente llevado a no creer en el azar incluso antes de que la sabiduría hindú me quitara cualquier duda.
En la naturaleza, todo parece responder a las leyes de la existencia y la manifestación aparece como una acción ordenada (karman). Me gustaría decir, por tanto, que, no por casualidad, la vida empieza con una inhalación y termina con una exhalación y también se puede tomar en consideración como un conjunto de respiraciones. Todos los días, como muchos saben, respiramos, dependiendo de nuestro estado y condiciones externas, de 15.000 a 20.000 veces. Los adeptos de algunas interesantes disciplinas orientales incluso creen que, al acto de nacer, se le daría un cierto número de respiraciones.
Ellos, de hecho, entre otras cosas, normalmente practican y utilizan el uso de una respiración más consciente, más amplia y más lenta (que alargaría incluso la vida). La conciencia nos permitiría entonces captar el significado vital y espiritual de este acto y de cada una de sus fases.
La meditación practicada en la respiración también me ha llevado a comprender, por ejemplo, que esa inspiración está estrechamente relacionada con la fuerza de la supervivencia, la misma que sostiene la vida nutriéndola: de hecho, inhalar es expresión de asimilación tanto en sentido físico como psíquico.
Esta energía, en nuestro ser, se responsabiliza de su estructura, protección (en relación no solo con las defensas inmunitarias sino también con las mucosidades y los lubricantes) llamada kapha por los practicantes de la medicina ayurvédica hindú, está en estrecha relación con el sentido del gusto, del olfato y en general con el sentido del placer.
Las funciones importantes de la existencia están estrechamente relacionadas con el sentido del placer: inhalar por placer, así como beber, comer, hacer el amor.
A través de la sexualidad, de hecho, la vida se sostiene, produce y extiende. Por supuesto, una vida sana se deriva de la conciencia de que transformándose con el conocimiento se persigue lo justo y no solo lo que a uno le gusta. El apego al placer, por ejemplo de beber, como todos saben, origina adicción y conduce al alcoholismo.
Esto también se aplica a todos los demás aspectos del placer. Finalmente, la inhalación representa la fuerza que, con el propósito de sustentar, atrae la vida externa hacia nosotros, para encomendarla a la "transformación" que tiene la tarea de adaptarlo a nuestras necesidades de supervivencia. El producto de la inhalación, a través de la sangre, llega a las células donde, por oxidación, se hace adaptable y útil.
Con el término "transformación" me refiero no solo a este proceso, sino a todos los que tienen la tarea de digerir lo que viene del exterior (por ejemplo, comida, emociones), una vez transformado, pasa a formar parte de la existencia y la constitución personal.
En la disciplina que practico, este proceso se llama pitta, que tiene, en la abstención de la respiración, su evidente expresión.
La tarea de "transformar" se confía al elemento fuego, elemento principal de este agente (doṣa), de hecho, si pudiéramos dar una indicación del porcentaje de presencia, diríamos que es el 70% del total, mientras de agua solo el 30%. Para comprender, por tanto, cómo funcionamos, basta pensar en cuándo vemos una hermosa manzana: kapha proporciona el deseo de comerla, la tomamos y empezamos a masticarla con gusto, sigue siendo manzana en la boca, en el esófago también, pero cuando llega al estómago, sufre aquel proceso de transformación, que comúnmente llamamos digestión, y alcabo de tres/cuatro horas, una parte de esta manzana fluye en nuestro cuerpo en forma de plasma, convirtiéndose en una parte integrante de nosotros mismos.
Esto desde el punto de vista científico (y no solo) es muy interesante, sobre todo en relación a nivel emocional: el lector no olvide en ningún caso, como es la tradición de esta disciplina médica, la constitución psicosomática de los humanos.
Para comprender mejor y más fácilmente este último aspecto, añado, que cuando enseño a mis alumnos, ellos escuchan mis palabras a través del sentido del oído, pero les es posible comprender y metabolizar lo que se dice, hasta que se convierte en una parte integral de su conocimiento, a través de un tipo de pitta ubicado en la cabeza llamado sādhakapitta.
Volviendo al proceso de asimilación de la manzana, dije que solo una parte de ella, la útil, pasa a formar parte de la constitución individual comenzando a fluir en el plasma, la parte reconocida como inútil o dañina, sin embargo, toma el camino de la eliminación.
Esta es una de las tareas (la principal es la del movimiento en general) de la tercera fuerza, que vamos a descubrir y que, en nuestra disciplina, se llama vāta. La eliminación, como todos saben, ocurre a través de la exhalación, sudoración, orina, heces, etc.
En conclusión deseo, a través de estas pocas líneas, haber hecho entender a mis lectores, que la salud depende de la gestión democrática de estas tres fuerzas.
La presencia de "fanatismo" en los doṣa (kapha, pitta, vāta) determinaría la aparición de la enfermedad. Los Doṣa, si se proponen utilizando los términos de la física moderna, pueden también corresponden a la inercia (kapha), la energía (pitta) y el movimiento (vāta). En el acto respiratorio también se pueden relacionar con la inhalación, la abstención de la respiración y la exhalación.
 
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